domingo, 30 de noviembre de 2008

Capítulo 1: Un cazarrecompensas

- ¡Señoras y señores, ladies and gentleman, saluden al héroe, saluden al dios, salvador de la humanidad! ¡Saluden a Riad, aplaudan y vitoreen!

- ¡Maravilloso!

- ¡Colosal!

- ¡Guapo!

- ¡Qué clase y qué salero!

- ¡Señoras y señores, miren como os saluda, como levanta la mano, que gran gesto de caballerosidad!

- ¡Maravilloso!

- ¡Colosal!

- ¡Guapo!

- ¡Dame un hijo!

- ¡Señoras y señores, vitoreen su nombre al cielo!

- ¡Riad! ¡Riad!

- ¡Ragna! ¡Ragna!

- ¡Ragna!

- ¿Ragna?

- ¡Ragna, deja ya de soñar con furcias y levanta tu culo de mi alfombra!

- ¿Furcias? ¿Dónde?

Pues vaya una gracia que me haces. Por un buen sueño que tengo y tiene que venir éste y estropearlo. Me alegro de tener la vejiga suelta y de haberle dejado un regalito en su alfombra mientras dormía, aunque menos mal que no se ha dado ni cuenta, no querría ni ver lo que podría hacerme si viera el cerco de alegría del tapete.

- Ya me levanto, ya me levanto. Vaya una mala leche que tienes, podrías haberme dejado un rato más.

- ¿Un rato más? Llevas dormido casi toda la mañana, y yo sin poder abrir el bar. Y no creas que te dejé dormir por compasión, he hecho de todo para que despertases.

Fue entonces cuando noté las pinzas de la ropa en mi entrepierna y el mata ratas de mi cara. Muy majo, el barman.

- ¡Oye, esto es excesivo!

- ¿Excesivo? Toda la noche bebiendo y de farándula, para que luego cojas y me jorobes el negocio, si lo sé no te contrato.

Qué mal me cae. Arrastra todas las palabras, no hay espacios entre una y otra, qué asco. Y qué resaca.

- Ey, ey, ey, un respeto, que yo he cumplido. Te traje el jarrón, ¿O no?

- Sí, sí, no niego que hicieras bien el trabajo.

Soy la leche.

- Bueno y qué, ¿tienes otro curro para mí?

- Sí, echarte de mi establecimiento.

Ups.

- Idea captada, tan pronto como me pagues me marcharé.

- ¿Qué te pague?, ¡Has destrozado casi todo mi local, aparte de haberte inflado a beber y comer a mansalva!, ¿Qué te pague?, mucho hago no llamando a la policía para que se te lleve.

Cuando los clientes se ponen así, es mejor no protestar. Aunque más que un cliente, él es un jefe. Él ordena y yo obtengo, así de simple y así de llano, para algo soy un cazarrecompensas, así de simple y así de llano.

Los cazarrecompensas somos así, buscamos alguien que necesite algo (o a alguien) de algún lugar, y nosotros vamos y lo conseguimos, a cambio de un buen tanto por ciento, por supuesto. No, no es robar, no somos ladrones, ni mucho menos... Y no está prohibido ¿Eh?, en la mayoría de los casos no robamos a nadie, simplemente “sisamos” cosas para dárselas a quienes deberían tenerlas realmente. Está prohibido cazar este tipo de tesoros sin licencia, eso sí es cierto. Pero yo tengo licencia, no te creas tú que no. Sin embargo, por muy en regla que estés, la policía no suele ser muy simpática con nosotros, a pesar de ser un trabajo tan digno como cualquier otro (¿Por qué presiento ).

Por si acaso, tratamos de no acercarnos mucho a la pasma, porque nunca se sabe.

Pero es que en este caso, ¡No es justo! Yo cumplí, y bien que me costó hacerlo. Mira, para que lo entiendas bien te voy a contar el “mangoneo” que he tenido que “currar” para conseguir la mierda de jarrón que el “soplagaitas” éste me pidió.

No hay comentarios: